Por Julio Urízar
Sin tiempo
Querido
L:
No
sé muy bien lo que haces ahora pero quiero que sepas que aún salgo a esperarte
al linde, pienso que a lo mejor tu rostro aparecerá por el camino, entre el
polvo y el musgo y las ramas de los alisos que ya tocan el suelo y parecieran
llamaradas verdes consumiéndose en sí mismas. Una noche soñé que regresabas,
tenías las mejillas como dos duraznos a punto de reventar, igual a la tarde en
que nos conocimos. Lo más seguro es que ya no las tengas así y otras manos las
hayan acariciado de otro modo, igual de hermoso pero distinto al mío. Y quizás tú
ojos se han apagado un poco, o son dueños de otras luces, luces encandilantes
que por las noches te dejan gris. Los perdías, recuerdo, mirando todo el tiempo
hacia arriba, arrancando el cielo entre las ramas, llevándote un montón a tu
casa. Sólo así podía verse lo que hay en los firmamentos de arriba, pasabas tus
manos, así, peinando las hojas y nubes como un gran plumero de estrellas. Nos carcajeábamos
ante el cosmos. La última vez que estuviste aquí ya no lo encontraste tan
divertido. Empezabas a mirar, por momentos, hacia abajo.
Sabía
que empezarías a alejarte. ¡Como siempre sucede! Nadie es suficientemente
eterno para permanecer así toda la vida, sólo yo, yo que me quedo sola,
esperando en puertos invisibles el barco que te traiga de regreso. Sé que tal
vez ya no te interesan las cosas que hay por aquí, los sauces o lo endrinos, la
gran ceiba o el olor del eucalipto. Pero de todos modos sigo esperanzada de que
por este lado, quizás en un bosque más viejo donde los retoños que sembramos
habrán crecido, te asomarás con la mirada un tanto apenada, embriagado por la
confusión de tu pueblo, quizás desesperado y empapado de lágrimas secas, con esa
mirada incólume, que habrá sobrevivido, lastimada y moribunda, debajo de la
jactancia, la prisa y la frivolidad, los árboles que crecen allá en donde vives.
Sé
que volverás. Quizás con la voz encanecida. Pero estarás aquí de nuevo.
Arrancaremos
juntos, otra vez, pedazos de cielo.
Se
ha puesto tan frondoso...
Pienso
que, tal vez, así es como ha tenido que ser.
Tu amiga, Ima.
***
Aquí, marzo, 2012
Ima:
Lamento
haber tardado tanto en contestar. Es que la verdad no he tenido mucho tiempo...
(Carta
inconclusa)
1 comentario:
Me gusta el sentimiento que le da la canción a la carta, como una tristeza bella y disimulada, que no logra muy bien ocultar; cierta nostalgia al recordar y una añoranza por volver a esos días.
Solamente cuidado con las tildes al usar signos de exclamación....
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