18 marzo 2012

Querido L


Por Julio Urízar
Sin tiempo


Querido L:

No sé muy bien lo que haces ahora pero quiero que sepas que aún salgo a esperarte al linde, pienso que a lo mejor tu rostro aparecerá por el camino, entre el polvo y el musgo y las ramas de los alisos que ya tocan el suelo y parecieran llamaradas verdes consumiéndose en sí mismas. Una noche soñé que regresabas, tenías las mejillas como dos duraznos a punto de reventar, igual a la tarde en que nos conocimos. Lo más seguro es que ya no las tengas así y otras manos las hayan acariciado de otro modo, igual de hermoso pero distinto al mío. Y quizás tú ojos se han apagado un poco, o son dueños de otras luces, luces encandilantes que por las noches te dejan gris. Los perdías, recuerdo, mirando todo el tiempo hacia arriba, arrancando el cielo entre las ramas, llevándote un montón a tu casa. Sólo así podía verse lo que hay en los firmamentos de arriba, pasabas tus manos, así, peinando las hojas y nubes como un gran plumero de estrellas. Nos carcajeábamos ante el cosmos. La última vez que estuviste aquí ya no lo encontraste tan divertido. Empezabas a mirar, por momentos, hacia abajo.
Sabía que empezarías a alejarte. ¡Como siempre sucede! Nadie es suficientemente eterno para permanecer así toda la vida, sólo yo, yo que me quedo sola, esperando en puertos invisibles el barco que te traiga de regreso. Sé que tal vez ya no te interesan las cosas que hay por aquí, los sauces o lo endrinos, la gran ceiba o el olor del eucalipto. Pero de todos modos sigo esperanzada de que por este lado, quizás en un bosque más viejo donde los retoños que sembramos habrán crecido, te asomarás con la mirada un tanto apenada, embriagado por la confusión de tu pueblo, quizás desesperado y empapado de lágrimas secas, con esa mirada incólume, que habrá sobrevivido, lastimada y moribunda, debajo de la jactancia, la prisa y la frivolidad, los árboles que crecen allá en donde vives.
Sé que volverás. Quizás con la voz encanecida. Pero estarás aquí de nuevo.
Arrancaremos juntos, otra vez, pedazos de cielo.
Se ha puesto tan frondoso...
Pienso que, tal vez, así es como ha tenido que ser.

Tu amiga, Ima.
  

 ***

Aquí, marzo, 2012

Ima:

Lamento haber tardado tanto en contestar. Es que la verdad no he tenido mucho tiempo...
(Carta inconclusa)


1 comentario:

Unknown dijo...

Me gusta el sentimiento que le da la canción a la carta, como una tristeza bella y disimulada, que no logra muy bien ocultar; cierta nostalgia al recordar y una añoranza por volver a esos días.

Solamente cuidado con las tildes al usar signos de exclamación....