Por Clausa Susana López Flores
Luego de una mañana largo, nos encontrábamos
descansando bajo la sombra de un árbol, unos leyendo, otros tocando la
guitarra, nos encontrábamos relajados,
estábamos esperando a que dieran las 12:20 para entrar a la última clase
del día y poder ir a casa, lo bueno es que la última clase de este día era la
mejor ya que no teníamos que pensar tanto como en otras.
De pronto vimos un gran movimiento, todos corrían en
dirección a la cafetería central, nos vimos las caras unos con otros, esperando
a ver si alguno entendía lo que estaba sucediendo, preguntamos que porque todos corrían hacia la
cafetería, queríamos saber lo que estaba pasando, pero nadie se detenía a
contarnos, todos solo corrían y corrían en dirección a la cafetería, así que
decidimos dejar nuestras cosas y correr nosotros también, nos invadía la
curiosidad de saber lo que estaba pasando y ninguno tenía la más remota idea de
lo que podía ser. Nunca había sentido tan largo el trayecto a la cafetería como
ese día, pero por fin llegamos, en el centro del lugar había un extraño aparato
pero por la cantidad de personas que se acercaban nos era muy difícil saber con
exactitud lo que era, decidimos abrirnos paso entre los alumnos y catedráticos
hasta estar lo más cerca posible del extraño aparto. ¿Pero que era esto? ¿Para
que servía? ¿Por qué tanto alboroto por esto?, pronto mis preguntas fueron
contestadas por el científico más joven, quien se encontraba de pie junto al
aparato, el científico tenía una cara de alegría, emoción, orgullo y no se como
describirlo mejor, pero el punto es que estaba feliz de haber logrado que su
aparatito funcionara ya que a partir de a hora todo sería diferente.
¿Y qué fue lo que logró? Creo un aparato que nos
transporta a otro lugar en cuestión de segundos, nos puede transportar al lugar
más lejano de aquí como la China o Australia. El científica había inventado un
¡Tele transportador!
Es la cosa más increíble que hemos visto en toda
nuestra vida y pronto cada uno tendrá un tele transportador en casa! Increíble
¿No?
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