Por Axel Ovalle Dávila
¿Alguna vez te has enamorado?
No sé si se le podría llamar así a la sensación que
me provoco cuando lo vi.
¿Amor a primera vista? –Seguramente.
Llego
la hora de receso y el estomago me reventaba como globo, me dirigí a apresurada
a la cafetería y como cuervo hambriento ataque rápidamente a mi presa.
Gracias
a las hadas oportunas llegue antes de que se amontonaran en el mostrador y no dejaran ni migas para
los ratones.
Hamburguesa,
pizza, pasta… Ensalada! Como sabes prefiero lo verde bañando en delicioso
aderezo.
Uf!
Hubieses visto como se encontraba la cafetería. Estar en un banco a fin de mes
se queda corto. Encontrar una aguja en
un pajar se convierte en una alternativa positiva al compararlo con encontrar
un lugar donde poder relajar el cuerpo y llenarte de alimento. Sin embargo lo que parecía un campo de
batalla pronto seria el momento en el que romeo y Julieta hubiesen deseado estar.
Una
torre de libros encima de la bandeja obstruía mi vista, y no se hable del
traste con ensalada que como cordero a sacrificio yacía en la cima. Mis pasos
como de tortuga, poco a poco se guiaban por las uniones de los azulejos.
¡Seguía
buscando estacionamiento como si fuese un automóvil! No se despejaba ni la
nada.. Incluso el polvo no contaba con lugar.
El
tiempo andaba más rápido que yo. Mis manos comenzaban a cansarse, mis piernas
temblaban como si de calaveras se tratase, ya necesitaba dejar la bandeja.
El
tiempo logro detenerse y yo preferí cerrar los ojos, las risas formaban un coro
desafinado, y seguramente lo que a mi lado volaba no era confeti en
celebración. Los azulejos habían conseguido descoordinar uno de mis pasos.
Sin
embargo, justo antes de abrir mis ojos logre sentir su mano y al abrirlos.. No
sé si fue el aderezo en su mejilla, quien le resaltaba sus hermosos ojos color
whisky etiqueta verde. Solo espero que la lechuga que se encontraba en mi
cabello haya causado el mismo efecto en el.
De
pronto mi estomago reventó! No del
hambre sino de otro sentimiento…
Si
de mariposas se trata, estas volaban al ritmo de las hojas de los libros que
nos acompañaban en aquel momento.
¿Quién
diría que aquella cafetería se tornaría como el lugar perfecto para nuestro
encuentro…?
Hay
no mi querido diario, como me gustaría que estuvieras con vida, para que veas
su hermosura y te deleites con su presencia.
1 comentario:
Que bien que nos entretengas con tus narraciones, espero seguir leyendo mas de tu diario, me gusto mucho y en verdad te felicito por este gran don que tienes. Sigue adelante
Publicar un comentario