26 febrero 2012

Breves apuntes de un diario


Por Francisco Juárez

Breves apuntes de un diario:

Día 1.
Al abrir mis ojos me encontré entre un inmenso jardín, rodeada de seres y colores nuevos comprendí que todo cuanto veía me era desconocido, mi cuerpo me  parecía ajeno, posé mis manos sobre mi rostro tratando de imaginar mi apariencia, pero fue difícil adivinar los detalles.
Decidida, me interne en el inmenso bosque que me rodeaba. A la distancia, después de haber viajado lo que el sol tarda en viajar del horizonte al techo de la inmensa cúpula celeste, lo divisé. Sorprendida corrí a su encuentro, al estar frente a frente, al unir nuestra mirada descubrí  los detalles de mi rostro en el reflejo de sus ojos.

Día 2
Mucho tiempo ha transcurrido, cuantas generaciones, cuantos pasos he debido entregar a la tierra. Bajo el alto sol de los obeliscos mi cuerpo se resguarda, nos hacen trabajar desde el amanecer hasta la puesta del sol. Nos obligan a fabricar ladrillos, a tejer sus ropas  y los látigos con los que nos castigan. Madre está muy enferma, apenas tenemos pan y agua, muchos dicen que el faraón nos dejará en libertad al terminar la construcción. En las noches lloro a mi esposo muerto y bebo el silencio que me permite vivir un día más. Seré libre algún día, yo lo sé.

Día 3
Cada día que transcurre parece el mismo, no importa tanto la realidad. Lo que importa es el llamado que he recibido, empuñando mi espada guiaré a Francia a la libertad. No lloraré más, seré libre al fin. Dios lo ha querido.
No me lo permiten, me tachan de hereje, en éste momento viajo a la hoguera. Mi voz se apagará entre los gritos de ésta multitud.

Día 4
¿cómo es el mundo en el que vivo? Es un mundo cargado de orgullo y prejuicio.

Día 5
Mi padre y mi madre trabajan como vendedores ambulantes, apenas tengo trece años y soy su única hija. Me preparo para ir a la escuela. Deseo tanto ver a mis amigos y amigas, a la profesora Chuang que me permite leer en su regazo cuando me siento triste. Me siento tan feliz viviendo en Nagasaki. Quisiera ser profesora cuando crezca.
Día 6
Hace pocos días mataron a mi  hermano en la plaza de las tres culturas, ¿quién sabía lo que iba a suceder? Mi madre también estaba allí, en Tlatelolco, algunos dicen que vieron como un grupo de militares la subieron a un camión. Yo únicamente recuerdo las luces de bengala que cayeron del helicóptero, recuerdo los primeros disparos. Corrí por mi vida, corrí por la vida de tantos otros.

Día 7
Mi corazón está roto, ha pasado el tiempo y sigo viendo al vacío. Los días en Nebaj son muy tristes, no podemos pedirle perdón a la madre tierra para cultivar nuestros alimentos. Ahora los militares son quienes entierran nuestros huesos.
Tengo ocho meses de embarazo. Se lo que a otras en mi mismo estado les ha sucedido, he escuchado sus gritos entre el monte.
Se que nuestra voz seguirá aquí pues la vida está en nosotras, tal vez al estar al lado de mi esposo bajo la tierra pueda ver sus ojos por última vez y descubrir, nuevamente, los detalles de mi rostro, uno al lado de otro, siempre juntos.

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