20 octubre 2011

Eso sí

Por Astrid Ávila

Pedro Alberto Zubizarreta 

El Cholito se muere. El Cholito se va. La enfermedad lo atraviesa de lado a lado. Cinco años tiene. Cinco escasos años y la vida ya lo quiere dejar. Ahora no sufre. Ahora no. Está medio dormido, eso sí. Es por la
medicación que le dan los doctores para sacarle el dolor. Junto a la cama del Cholito están los padres derramando lágrimas que se abrazan y corren juntas. El Cholito tiene la panza hinchada y le cuesta respirar. Cuando el Cholito empezó con el dolor en la pierna les dijeron que no era nada. Varios médicos lo miraron. Lo miraron un poco por encima, eso sí. Pero qué puede uno hacer, si los hospitales están sin recursos y el papá del Cholito perdió la seguridad social cuando se quedó sin trabajo. Lo llevaron a un médico privado, que sólo lo atendió cuando reunieron el dinero para pagar la consulta por adelantado. El médico privado tampoco lo examinó demasiado. Diagnosticó “dolores del crecimiento”, eso sí. Todo crecimiento va
acompañado de dolor, todos menos justamente el que aludía el facultativo. El crecimiento de los huesos no duele. Pero qué puede saber un padre que apenas completó tres años de la enseñanza primaria. Qué le puede exigir a un médico que pasó por una universidad y salió de ella más miope y egoísta que cuando entró. Nada, sólo agacha la cabeza y acepta. Aunque el Cholo se haya seguido quejando, sin poder dormir a la noche, eso sí. El tiempo fue pasando y el dolor en aumento, acompañado por hinchazón en la rodilla.
Artritis, les dijeron. El “güesero” del pueblo le quiso acomodar la rodilla, pero se le fracturó el fémur en el intento. Entonces llegó el momento de viajar a la gran ciudad. El Cholito en un grito con cada cimbronazo del autobús. El viaje largo. La llegada a Buenos Aires, con su multitud anónima hirviendo en la Terminal de Ómnibus. Finalmente llevaron al Cholo al Hospital grande. Los médicos estaban serios, mirando placas radiográficas de la rodilla y del tórax. Le practicaron una biopsia. Después vino un médico a hablarles de la
enfermedad, que era maligna y se había desparramado por los pulmones. No respondió al tratamiento de quimioterapia y el Cholo empeoró. La pierna se hinchó como un zapallo.

Cholo, Cholito, no te morís solamente de cáncer, también te morís analfabetismo, de miseria, de desnutrición, de marginalidad. Te morís injusticia. Te morís de deuda externa. Te morís de anonimato. Te morís tan pequeño. Te morís aplastado en las vías del desarrollo. Te morís intereses ajenos. Te morís de extremo sur. Te morís, eso sí.



Comentario: Este es un cuento latinoamericano escrito por el argentino Pedro Zubizarreta, y que participó en el concurso de Cuento Corto Latinoamericano creado por Agenda Latinoamericana 2004. El autor refleja la realidad que viven las personas en las áreas rurales de la mayoría de los países latinoamericanos, y cómo la pobreza se vuelve un círculo vicioso que afecta la alimentación, la salud, la educación, entre otras condiciones de vida.

4 comentarios:

Francisco Juárez dijo...

Mas que un cuento, es un retrato vivo de nuestros paises latinoamericanos, un retrato que ha permanecido vigente por mucho tiempo, desde la conquista. Sin embargo, no solo nuestro continente sufre la devastación de la pobreza, el cuerno africano se debate entre la vida y la muerte día a día. Miles de niños somalies viven condenados a muerte, y aquellos que están por venir tambien. ¿Por qué la salud es un lujo?, Cholito podría llamarse Juanito, Pedrito, María, tantos otros nombres... Es bello saber que la literatura puede lanzar gritos al viento cuando miles no pueden porque su voz es muy debil por el hambre.

Carmen Ovalle dijo...

El cuento abarca cómo la sociedad paga día con día la corrupción y la injusticia, cómo las consecuencias las sufren aquellas personas a quienes se les han negado oportunidades de desarrollo por intereses económicos y políticos de quienes tienen en sus manos el poder. Lamentablemente la sociedad está muriendo de todas las enfermedades que tal como lo menciona el cuento tenemos la injusticia, la miseria, la desnutrición y el analfabetismo que efectivamente son como un cáncer que consume a la sociedad y pocos son los que han decidido afrontarla.

Maria Fernanda Del Aguila dijo...

Para mi este cuento, mas que una historia es una denuncia social que Zubizarreta quiere hacer a todos los gobiernos latinoamericanos. Es triste darse cuenta como nuestras sociedades estan tan lastimadas, y como la pobreza conlleva con ella muchos problemas sociales mas como falta de educacion, poco acceso a servicios publico, poca atencion medica, etc.

JuLio Urízar dijo...

Y es que la pobreza no es su única "maldición". Es su imagen de pobre. Cholito podría haberse salvado si desde un principio le hubieran dado los medicos la importancia que se le debía. Pero fue discriminado. El cuento es de denuncia y muestra definitivamente una realidad latinoamericana con mucha ternura a pesar de lo crudo que es el tema central. Y lo irónico del final. Te morís por toda esta miseria, pero "te morís, eso sí" como si eso hubiese sido lo mejor, te morís, dejás todo esto, a lo mejor te vas a un lugar mejor, suertudo, bien por tí, Chochito, vas a estar mejor en cualquier lugar que no sea este...