15 abril 2012

Una vez cada año...


Por Susy Flores

El sábado temprano partiríamos rumbo a Huehuetenango así que nos fuimos a la cama temprano. Ya no queríamos esperar más, queríamos estar haya.
Nos despertamos temprano, nos preparamos y salimos a las 5:00am. Estábamos emocionados por viajar de nuevo. Halla en Huehuetenango vive mi abuelita, mi prima Julissa y mi tía. Siempre nos juntamos para estas fechas. Toda la familia de mi papá viaja para Huehe y nos la pasamos bien juntos, este año no sería la excepción.
Me encanta ver el paisaje de camino a Huehe, ya llevamos 2 horas y no hay nada mejor que ir escuchando buena música, a todo volumen, viajar con los vidrios del auto abajo, tomando una coca-cola. Paramos un rato a estirar las piernas y a comprar los típicos chicharrones y tortillas de la ancianita de cuatro caminos, son deliciosas. Ya solo falta 1 hora para llegar. Mi madre y mi hermano están dormidos, les gusta dormir en los viajes, siempre hay un momento en que lo hacen. Bueno ya estamos a tan solo 2 km de llegar a la casa de mi abuelita.
Todos se ponen felices de que ya este la familia reunida en casa. Una vez al año nos logramos reunir todos, por lo que cuando llegamos lo primero que hacemos es hablar y ponernos al día de lo que nos ha sucedido últimamente.
La casa queda al pie de una montaña, así que el segundo día que pasamos aquí vamos a la montaña a dar una vuelta. Todos se preparan con gorras, agua, ropa cómoda y naranjas. Empieza la caminata, es un largo camino, lleno de árboles, viento, pájaros, bromas, escalados de árboles, descansos… Es una mis partes favoritas del viaje. Ya estando en la antigua casa de mis abuelitos nos tiramos en la grama debajo de un gran árbol y ahí pasamos un agradable momento juntos. Más tarde  vamos al río el cual está a un lado de la montaña, ellos cazan cangrejos mientras nosotros saltamos de una piedra a otra junto a mis primitos.
Al siguiente día nos quedamos en la casa. Durante este día realizamos día realizamos diferentes actividades. Primero un emocionante partido de futbol, más tarde en el comedor sucede un emocionante partido de cartas, vemos películas y en la noche llega el mejor momento del día hacemos una fogata y la pasamos de maravilla contando historias de miedo, chistes, cantando y otras cosas.
La última salida antes de irnos es la ida al río San Juan, es un mágico lugar, el agua es tan helada, pero es sorprendente ver como brota. Por una especie de camino que hay en este lugar se puede dar un paseo alrededor del río, se pasa por milpas, se ven casas y se vuelve al río. Ese día almorzamos churrasco. Y por la noche tacos en el pueblo.
Llego el día de la partida, es el momento más triste porque sabemos que nos reuniremos todos en este lugar hasta el próximo año, pero los momentos que compartimos juntos nunca los olvidaremos.



1 comentario:

Carmen Ovalle dijo...

me gustó tu crónica, porque es cierto es prácticamente el único periodo del año en que toda la familia logra reunirse y con todo lo que uno comparte espera con ansías el siguiente año.