Por Susy Flores
El sábado temprano
partiríamos rumbo a Huehuetenango así que nos fuimos a la cama temprano. Ya no
queríamos esperar más, queríamos estar haya.
Nos despertamos
temprano, nos preparamos y salimos a las 5:00am. Estábamos emocionados por
viajar de nuevo. Halla en Huehuetenango vive mi abuelita, mi prima Julissa y mi
tía. Siempre nos juntamos para estas fechas. Toda la familia de mi papá viaja
para Huehe y nos la pasamos bien juntos, este año no sería la excepción.
Me encanta ver el paisaje
de camino a Huehe, ya llevamos 2 horas y no hay nada mejor que ir escuchando
buena música, a todo volumen, viajar con los vidrios del auto abajo, tomando
una coca-cola. Paramos un rato a estirar las piernas y a comprar los típicos
chicharrones y tortillas de la ancianita de cuatro caminos, son deliciosas. Ya
solo falta 1 hora para llegar. Mi madre y mi hermano están dormidos, les gusta
dormir en los viajes, siempre hay un momento en que lo hacen. Bueno ya estamos
a tan solo 2 km de llegar a la casa de mi abuelita.
Todos se ponen felices
de que ya este la familia reunida en casa. Una vez al año nos logramos reunir
todos, por lo que cuando llegamos lo primero que hacemos es hablar y ponernos
al día de lo que nos ha sucedido últimamente.
La casa queda al pie de
una montaña, así que el segundo día que pasamos aquí vamos a la montaña a dar
una vuelta. Todos se preparan con gorras, agua, ropa cómoda y naranjas. Empieza
la caminata, es un largo camino, lleno de árboles, viento, pájaros, bromas, escalados
de árboles, descansos… Es una mis partes favoritas del viaje. Ya estando en la
antigua casa de mis abuelitos nos tiramos en la grama debajo de un gran árbol y
ahí pasamos un agradable momento juntos. Más tarde vamos al río el cual está a un lado de la
montaña, ellos cazan cangrejos mientras nosotros saltamos de una piedra a otra
junto a mis primitos.
Al siguiente día nos
quedamos en la casa. Durante este día realizamos día realizamos diferentes
actividades. Primero un emocionante partido de futbol, más tarde en el comedor
sucede un emocionante partido de cartas, vemos películas y en la noche llega el
mejor momento del día hacemos una fogata y la pasamos de maravilla contando
historias de miedo, chistes, cantando y otras cosas.
La última salida antes
de irnos es la ida al río San Juan, es un mágico lugar, el agua es tan helada,
pero es sorprendente ver como brota. Por una especie de camino que hay en este
lugar se puede dar un paseo alrededor del río, se pasa por milpas, se ven casas
y se vuelve al río. Ese día almorzamos churrasco. Y por la noche tacos en el
pueblo.
Llego el día de la
partida, es el momento más triste porque sabemos que nos reuniremos todos en
este lugar hasta el próximo año, pero los momentos que compartimos juntos nunca
los olvidaremos.
1 comentario:
me gustó tu crónica, porque es cierto es prácticamente el único periodo del año en que toda la familia logra reunirse y con todo lo que uno comparte espera con ansías el siguiente año.
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