Por Francisco Juárez
Nací hace tanto tiempo, sintiendo al viento las
caricias de mi madre. Comencé a dar mis pasos entre un mundo que apenas
conocía, la mano de mi padre, los juegos con mi hermano, mí tímida voz y la
eternidad aún estrenándose. Tuve un nombre y una familia, mi destino parecía
indicar que yo debía existir para que miles más lo hicieran, sin embargo me
llegó la muerte muy temprano, conocí el dolor en tan poco tiempo, y hoy que veo
el rostro de mi alma impregnada entre mis restos, imploro clamando desde la
tierra un abrazo tuyo hermano, pues aún escucho tu voz tan solitaria, aún te
recuerdo y me recuerdas pues la muerte se vistió de distancia, Caín.
2 comentarios:
Aunque sea un texto un tanto obscuro para mí, en pocas líneas narraste toda una vida y creo que eso es impresionante. Me da resonancias bíblicas pero como no sé mucho del tema no puedo precisarlas, además manejás frases que me turban como "la eternidad aún estrenándose"o " el rostro de mi alma impregnada entre mis restos". Es como el lamento de alguien que sufre una traición o un agravio, alguien, desde luego, que ya no está vivo o que se siente muerto entre los vivos, un hombre herido por su propio hermano, Caín y Abel. Sea como sea, porque aún estoy masticándolo, es un texto que a primera impresión me parece muy intelectual. No es del todo un cuento, a mi juicio, pero en esta pequeña prosa "indefinible" sin duda hay destellos de poesía.
Me gustó lo que escribiste, en tan pocas líneas plasmaste el proceso de vida que todos llevamos desde nuestro nacimiento y hasta la muerte después de la cual, tal como tu personaje esperamos vida hacia donde vayamos.
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