22 abril 2012

Desde un restaurante de New York...


 Por Claudia Susana Lópes Flores


Una noche en el elegante restaurante de la avenida  Bedford de Nueva York un joven bien parecido hablaba con los músicos, como haciéndoles una petición, luego colocó unas bellas rosas rojas en la mesa, encendió unas velas y se sentó pacientemente a esperar.  Más tarde una chica con un vestido coral que caía elegantemente cruzaba la puerta del restaurante, su cabellera era larga castaña, tenía una fina figura y unos labios color carmín que pedían a gritos un beso. Caminó en dirección a la mesa en la que se encontraba el joven. Él al verla no pudo evitar sonreír, se levanto de su asiento, la abrazo y le dio un apasionado beso de bienvenida.  Se sentaron uno frente al otro y se vieron directamente a los ojos, había una fuerte conexión entre ellos, era una conexión tierna, dulce, apasionada, llena de amor. Comenzaron a hablar respecto a su próximo viaje, el plan era viajar a Andalucía, España para su aniversario. Dentro de un mes estarían cumpliendo 6 años de noviazgo y querían que fuese algo especial. Irían a Andalucía a nadar, a caminar por las noches, conocerían nuevos lugares, pasearían en el bosque, comerían cosas extrañas, pero lo mejor de todo es que estarían aislados del mundo los dos juntos por una mágica semana. Luego de planear el viaje perfecto, llamaron al mesero y ordenaron su cena. Ella pidió un Tortellini con Salmón, una copa de vino tinto y de postre Panna Cotta. Él pidió unas chuletas de ternera a la castellana, una copa de vino blanco y de postre Panna Cotta en almíbar de limón. El mesero anotó la orden y se dirigió a la cocina. Mientras esperaban a que les trajeran la cena se tomaron de las manos y observaron como el grupo de jazz tocaba una canción de Lester Young. Empezaron a soñar despiertos, sus cuerpos estaban ahí pero sus mentes no. El mesero interrumpió la tranquilidad que habitaba en esa mesa con el sonido de los platos. Ambos vieron sus platos, se miraron a la cara y sonrieron. Comenzaron a comer y a platicar sobre los que les había pasado en la última, habían anécdotas divertidas, un drama de amistad, horas de trabajo, horas de descanso, pero había algo en lo que ambos estaban de acuerdo, esta cena era lo mejor de la semana, era el momento perfecto en el que ambos estaban relajados y se sentían completos. Terminaron de comer, el mesero retiro los platos y el momento que el joven había esperado durante la noche había llegado. –Sabes que tu eres una persona muy especial en mi vida, eres mi complemento, mi mejor amiga, por ti quiero ser una mejor persona y quiero que lo nuestra duré para siempre. Te amo- ella sonrío y lo vio con esos ojos llenos de amor. Él se arrodillo sacó una cajita negra y dijo – ¿Quieres casarte conmigo? – Ella se quedó anonadada, dijo que sí. Él le puso el anillo y se volvieron uno con un beso.
Definitivamente esta es la cena más romántica y tierna que he visto desde que me pusieron en este florero en la mesa 33 del Restaurante de la avenida Bedford en Nueva York.

2 comentarios:

JuLio Urízar dijo...

Realmente es el cuento más simpático de la semana. La escena, de telenovela o relaity, es como si fuera una parodia, aunque muy bien narrada por el florero que nos aparece de sorpresa al final. Y lo más chistoso es que ese final llena de ironía el cuento, como si aburrido de ver todos los días la misma escena, el florero fuera un juez del programa para decir que han pasado a la siguiente etapa. Es como dijera, aburrido, "bravo" pero supiera en el fondo que el amor de verdad que sólo es así en la televisión.
Ojo con algunas tildes que faltan, peor muy bien narrado en verdad.

María Fernanda Sandoval Ayala dijo...

Me gustó mucho, te quedan bien las descripciones Susy. Felicitaciones.