Por María Fernanda Sandoval
Título de novela: Crimen
Capítulo I
La
primera vez que vi Paris llovía. Llovía a cantaros, o al menos así lo
recuerdo. La gente común se cubría de la lluvia bajo las tiendas de
libros usados. Las mujeres elegantes, en cambio, caminaban seguras, con
sus sonoros tacones y sus paraguas negros. Se sentía un ambiente triste
y lóbrego, pero la torre Eiffel estaba tan encantadora como siempre.
Pues ya fuera bajo estrellas, sol o lluvia, en otoño, verano o
primavera, nada podía envilecer su encanto. O al menos así lo describió
mi madre al volver a casa.
Yo no pude ver la magia en París que
todos dicen ver, ni el encanto de metal sobre metal. Y eso fue lo que
le respondí a mi desorbitado padre cuando me preguntó cómo
había sentido el viaje. Cosas de niños, respondió mi madre mientras
me besaba en la frente, pero hoy veinte años después sostengo la
conclusión que formulé a los seis. Lo mismo me pasa con el amor, me sabe a París con lluvia sin encantadora torre Eiffel.
Pero
no vengo a hablarles de amor, no. Les ruego no den por terminado mi
testimonio, vengo a contarles la historia de mi vida. Más antes
necesitaba dejar mi única verdad clara, para que ustedes puedan entender
por qué lo hice y dejen de juzgarme culpable.
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