Por Laura Rivas
En un amanecer
radiante y hermoso, una rosa carmín le contaba a una gota de agua de rocío
sobre su vida y como llegó a ser tan bella, pero se había aburrido de hablar y
le dijo a la gotita que le contara de sus viajes por el mundo.
La gota de agua le respondió:
-
Mis más viejos recuerdos se
remontan en la época en que yo era una gota de agua salada. Yo solía vivir muy
feliz en un océano gigante y azulado, jugando con mis amigas y con peces de
todos colores y tamaños.
Era muy divertido
deslizarnos por las orillas del mar, y ser regresados por la corriente. Pero lo
que yo más deseaba, era viajar con un rayo de sol. Mis amigas me decían que era
muy peligros, pues muchas veces te llevaban a lugares desconocidos y jamás
regresabas al océano.
Sin embargo, un día de verano, un rayo de sol
me jaló a la fuerza y no pude evitar que me alejara de mi hogar. Luego me
llevó hacía una nube blanca y suave, que
viajo por el cielo durante horas. Esa misma noche, me dejó caer y pude sentir
el viento enfriándome como a un granizo. Caí en un charco de agua negra, me
sentía muy sucia y apretada junto a otras gotas negras. Pero a la siguiente
semana, tuve la dicha de hacerme amiga de un rayito de sol que me llevó lejos
de ese charco tan sucio. Era deprimente vivir ahí.
Me dejó caer en un
manantial, un lugar donde cantan las aves y la brisa cae en las flores para
embellecerlas y llenarlas de vida, un lugar donde viviré por el resto de mis
días…
1 comentario:
Contaste el ciclo del agua de una manera muy ecológica y divertida a travéz de personificar a una gota de agua. Imagino tu cuento como un pequeño libro ilustrado.
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