30 abril 2012

Claroscuro


Por Laura Rivas

Camino sin rumbo iba en el taxi a media noche, no paraba de recordar los momentos en que mi padre y yo éramos tan felices juntos. Cada cosa que observaba me hacía tener flashbacks en mi mente.
Don Juanito, el taxista, se daba cuenta de mi mirada perdida y aquellas lágrimas que caían lentamente sobre mi cofre de recuerdos. Cada una de ellas salía de mi corazón arrancando ese sentimiento de rencor y odio hacia aquella persona que tanto amé…
Note la foto de un pequeño niño sobre el tablero del carro, rápidamente vino a mi memoria mi niñez; corriendo por el parque persiguiendo un mishito, jugando por el pasamanos y sentada en el columpio viejo y oxidado de mi colonia. No había un solo recuerdo en el que no estuviera mi papá.
Yo sentía que nuestro amor era tan fuerte, y que nadie en el mundo podría separarnos; para mi desgracia, él mismo fue quien me condujo a alejarme y olvidar gran parte de mi vida. Una vida que ahora esta llena de dudas y sin sentido.
¡¿Por qué hizo eso?! ¿Por qué tuvo que decepcionarme de esta manera? Fue una larga y pesada noche que jamás olvidare. Pero hay tantos recuerdos que tengo que sacar de mente antes de empezar con una nueva vida, si es que la hay…


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