06 noviembre 2011

SS

Por José Andrés Ochoa 



Es de noche. Lo sé por el inquietante silencio y la oscuridad que sofoca. Mis ojos tardan en percibir ese destello de luz que entra por la ventana. Siento que me han cegado por horas. Estoy en una cloaca o algo parecido. Lo intuyo por el aberrante olor de desechos humanos. ¿Estoy solo? Eso no lo sé. Sentí que algo se movió entre mis piernas amarradas, pero seguro fue un ratón.

¿Cómo llegué aquí? ¿Qué hago aquí? Lo último que recuerdo es la fecha. Así lo leía en el periódico que recogí en la mañana. Los caracteres anunciaban el 7 de junio de 1944. –Las fuerzas marinas y áreas de EEUU –explicaba la introducción– han realizado con éxito la operación del Día D. Las tropas, que se desplegaron a través de aire y agua, vencieron a la división alemana localizada en las playas de Normandía, Francia.”

Sé que fue un buen día. La reunión con los compañeros fue como lo esperado. Cervezas, libros y política. Lo que se hace un sábado, como lo fue ese 7 de junio. En Viena, no queda de otra. Aislados por los alemanes, nos vemos obligados a opinar entre los amigos. Disfrazamos las tertulias en la bebida alemana, que resulta ser de las pocas cosas que hacen bien. 

Ya, ya. Pero eso no importa ahora. ¿Qué carajos hago aquí? Amarrado de pies y manos, con la espalda adolorida y un ojo ensangrentado. No es mi forma usual de terminar mi sábado. Tal vez los días entre semana sí, trabajando metales, donde más de alguna chispa ha creado cicatrices en mí.

Alcanzo a escuchar una melodía. Es Bach, lo es. Reconozco esos violines a ese compás. ¿Un calabozo con un capataz docto? Es más, sé que es la Braniborsky koncert, c.1 F dur BWV 1046 Allegro. No es posible obviar esa bella música. Sonidos que de momento me relajan, y me hacen olvidar mi incomodidad. Me hacen olvidar lo mal que me siento, para recordar que salí del bar, cuando un carro, militar, apareciose enfrente mío. Antes de decir palabra alguna, un fuerte golpe me hizo perder la noción. Recuerdo ver en la puertezuela un logotipo… ¡Nazi! 

Se incrementó el volumen de la melodía. Tomo consciencia de dónde estoy. Los violines pasaron de ser acogedores a ensordecedores. Sobre todo cuando en forma de acompañamiento, un metal comienza a ser un nuevo instrumento. Esto no tan bonito, como una sierra que es afilada en una roca. Se prende un soplete, otro instrumento, que derrite la belleza de Bach. 

Un colectivo de acontecimientos inquietantes. La oscuridad parece que aprieta más las cuerdas que me atan. El silencio se hizo a un lado para dar paso a una orquesta corrosiva. Trato de ponerme de pie. Me percato de la debilidad de mis piernas. Intento desatarme la soga. Percibo mis manos ensangrentadas. Intento gritar pero mi voz no es suficiente. Esta vez Bach, junto con el maquiavélico herrero/capintero, han sesgado mis esperanzas de saber qué hago aquí. 

Se abre una puerta frente a mí. Con dificultad distingo las tonalidades. Un hombre, con bata y protector facial. “Tráiganlo”, ordena a dos soldados que ingresan sin retraso. Me toman con fuerza y me arrastran hacia una camilla. Fría como los inviernos en el norte, que de momento parece que nunca los veré más. Rompen mis sogas, y cuando intento moverme, me cambian las ataduras por unas de cuero que me adhieren a la mesa. Es de azulejo. Bach pasó de ser mi compositor favorito al preludio de mi muerte. No aguanto más. Un corte en mi cuello da fin a mi sufrimiento…

8 de junio de 1944 – Bitácora

Experimento 0208

Hora: 13:02

Informe: El espécimen respondió bien. Sus características físicas son las adecuadas para la producción de la raza superior. Iniciamos los procesos de ocultismo deseados. La fortaleza prevalece, y el cerebro parece adherirse a la perfección. Pronto se sabrá si el individuo podrá alcanzar los requisitos para el siguiente paso: encantos.

Herr Martin Kroβton.

Otro día aquí. De esos helados, como al recostarte sobre un azulejo. 6 de la mañana y las señoras ya despiertas. Aquí en la Antigua, las campanas de la Merced y los preparativos para el fiambre son los principales despertadores de la ciudad. Fiesta de Maximón se avecina, y los nativos se hacen de licor y cigarrillos. Que me regalen unos. Voy a por la prensa con Don Martín. Ya está ahí,  con su sombrero y chumpa bien puestas. –“Buen día. El de hoy por fa.” –“Buen día, el de hoy para usted”.

31 de octubre de 1944, y el matutino cumple. Con la cercanía del asueto, se llenan de notas extrañas. Una que dice así:

Los Nazis utilizan ocultismo – En Austria se reportaron extrañas desapariciones, que según los locales, son atribuidas a la división SS Paranormal del ejército alemán. Un empleado de una fábrica de metales, Sebastian Schmelzer, fue capturado, según testigos, por una división nazi…

Extraño. Aquí mañana se le celebra a Maximón, y doña Dolores reporta que secuestraron a un patojo.

2 comentarios:

JuLio Urízar dijo...

Este cuento me da vueltas en la cabeza. No logro decifrarlo, ¿qué tiene que ver los experimentos nazis y las teorías ocultistas en las que se basaron pensando crear al super hombre con la vida cotidiana de la Antigua en los años 40, bueno, ni tan cotidiana pues once días han pasado de la revolución? Aún estoy tratando... tal vez se deba a que mis conocimientos sobre la guerra y todo eso son limitados. ¿O es que el hombre que muere en Austria despierta como otro hombre en Guatemala? Me impresiona como en tan pocas palabras me pusiste a dar remolinos. Por cierto, el sexto párrafo, en que se funden música y herrería está bien logrado y el frío que se siente como al recostarse sobre un azulejo es un simil que logra transmitir verdaderamente un escalofrío. Por lo demás sigue pareciéndome confuso. Voy a seguir dándole vueltas. "El siguiente paso: encantos" ¿Qué es eso?!!! Lo confuso de verdad me provoca temor. La duda, al final de cuentas, puede ser lo que más miedo nos da. El no saber qué. Este cuento me da eso y si esa fue tu intención creo que lo lograste.

Dome dijo...

Me llamó mucho la atención al principio tu historia, he de reconocer que es de una temática distinta, que no esperaba ver en este desafío, sin embargo el final fue muy confuso, lo siento, no lo entendí. Sin embargo me pareció que con un final distinto hubiera sido excelente. De todas maneras, muy bien!