02 noviembre 2011

El vuelo de los barriletes

Por Astrid Ávila


Fernando estaba enfermo desde hace una semana y media de una neumonía, por lo que las medicinas que tomaba eran muy fuertes, tanto que lo mareaban y se sentía muy débil.

Era la mañana del 30 de octubre, faltaban dos días para el día de los difuntos, por lo que su madre se había pasado cortando verduras y embutidos toda la mañana para preparar un delicioso fiambre. Fernando ya estaba aburrido de guardar cama, sobre todo se aburría por las mañanas, cuando sus padres estaban trabajando. A menudo se quedaba viendo programas de televisión, pues no tenía a nadie quien lo cuidara.
Fernando preguntó a su madre:
-¿Juegas conmigo?
Ella negó con la cabeza y dijo:
-Todavía falta mucho por hacer para terminar el fiambre.
Fernando se enfadó y dijo:
-Estar malo es horrible.
-Pues yo podría quedarme a gusto una semana en la cama dejándome consentir.
-¿Consentir? Si ni siquiera me volteas a ver. Estoy solo toda la mañana y cuando por fin llegas no tienes tiempo.
-He tenido un día agotador -dijo la madre- Ve tus caricaturas.

Viendo la televisión una niebla blanca apareció a su alrededor. Fernando pensó que debía ser el efecto de las medicinas, por lo que decidió apagar la televisión y tomar una siesta.
En seguida se quedó dormido, y empezó a soñar. Este trataba de un anciano que se sentaba junto a él en un jardín y miraban en el cielo hermosos barriletes volar, hablaban sobre sus alegres colores, y pasaban una bonita tarde. El anciano le decía:
-Cuando te cures, te traeré un barrilete para volarlo juntos.
Y Fernando se entusiasmaba, ansiando el día en que se encontrara recuperado. Luego el anciano partía sin decirle nada.

Luego de esto Fernando despertó, pero la niebla seguía estando ahí, solo que esta vez la niebla se encontraba más definida, formando la sombra de un hombre. Fernando se espantó y gritó tanto que la sombra desapareció. Su madre subió corriendo a su habitación para ver que ocurría, pero cuando ella llegó, ya no
había nada. Fernando le explicó lo sucedido y ella le aseguró que solo había sido producto de su imaginación, por las películas de miedo que pasaban por la televisión.

El resto del día transcurrió con normalidad. Hasta que en la noche, cuando ya todos dormían, Fernando empezó a escuchar una voz que le susurraba al oído diciendo: ¡Sígueme! La voz era tan insistente que Fernando se levantó, y cuando abrió los ojos vio una luz muy brillante que provenía del pasillo. El chico, con algo de miedo, la siguió, pero el destello de luz iba moviéndose de lugar, dirigiéndose al jardín trasero. En el jardín se encontraba la misma sombra que había estado en su habitación por la mañana. Esta iba tomando forma, frente a los ojos de Fernando, hasta convertirse en el anciano de su sueño, y este sostenía un barrilete para volarlo juntos.
Fernando, empezó a sentir una paz que lo invadía y sintió confianza por aquel anciano que se familiar, por lo que aceptó volar el barrilete con él. 
Estando el barrilete en el cielo, el chico dijo:
-¿Quién eres tú?
El anciano le contestó:
-Tú no me conoces, pero yo pertenezco a tu familia. Y te he estado cuidando desde que enfermaste para que no estuvieras solo. Dicho esto, el anciano fue perdiendo su forma hasta disiparse en una bruma que se iba disolviendo hacia el infinito.

Fernando volvió a la cama, y al día siguiente le pidió a su madre que le enseñara álbumes de fotos de sus antepasados. Pasando las hojas el chico, vio al anciano que se le aparecía, y preguntó a su madre quien era él. Su madre le contestó que era su bisabuelo, que había muerto hacía 15 años antes de que el naciera.

Fernando se recuperó rápidamente después de eso, y no volvió a saber de aquel anciano. Pero cuando enfermaba sentía siempre una presencia que lo acompañaba.

2 comentarios:

Flor Vela dijo...

Es un cuento lleno de suspenso, desde el inicio hasta el final. Cuando empezé a leerlo me sentí como si estuviera viviendo la historia; tu tienes una gran forma de expresarte y dar a enternder facilmente lo que quieres transmitir. Parece como si fuera una historia real y eso hace que los lectores se identifiquen.

Carlos dijo...

Excelente forma de contar de forma sencilla una historia y atrapar al lector en ella, además una historia muy chapina, es decir no es la historia de miedo que las películas nos han vendido en los últimos tiempos, más bien una historia como las de estas fechas de noviembre