06 noviembre 2011

El Castigo

Por María Fernanda del Águila

Era un día de Halloween, y mi abuela preparaba el fiambre para el día de los muertos, no era nuestra tradición el celebrar Halloween y mucho menos comer junto a la tumba de alguien, como era de costumbre las mujeres trabajaban en el fiambre junto con la abuela y los hombres trataban de preparar el comedor para que la familia tuviera un lugar al día siguiente, esta fecha iba a ser distinta lo supe desde que inicio el año, jamás pensé vivir lo que viví ese 31 de octubre, mientras todas se movían de un lado a otro, picaban, sazonaban y otras cosas, yo intentaba disimular mi poca gana de colaborar intentando abrir un paquete de salchichas con el cuchillo nuevo, un método poco convencional para hacerlo, y por el cual todo inicio, con entusiasmo decidí ensartar el cuchillo en el plástico, lo que me llevo a un movimiento extraño permitiéndome ver el reflejo de mi rostro en el, voltee a ver a mi madre con el vinagre y al regresar la mirada algo extraño se reflejo en el cuchillo y esta vez no era mi rostro una sombra extraña con una mirada profunda no sé donde puede una sombra tener mirada pero estaba segura de haber visto algo así, al mover el cuchillo un poco hacia arriba para poder observar mejor este se resbalo cortando mi dedo, algo que para mi abuela era común cortarte un dedo significa para ella que la comida va a estar bien, aunque claro para mi represento el sangrado excesivo e incluso desmayarme en medio del baño, en mi inconsciente escuche la voz de mi madre alterada gritando por todos lados, y luego escuche una voz que jamás había escuchado, no sé quien me hablo, en el momento pensé que era algún espíritu de esos que rondan y salen a pasear la noche de Halloween, pero este era distinto, al despertar de mi desmayo, note que algo no estaba bien mi abuelo quien nunca sonreía esta vez estaba excesivamente sonriente y de manera malévola, había algo extraño en su mirada la cual no quice seguir observando , mi dia continuo aunque claro con una herida de ese tipo en mi dedo me salve de participar en la divertida creación del fiambre, decidí descansar y relajarme viendo películas de miedo, algo que definitivamente me arrepentí después de veinte minutos observándolas, escuche un ruido extraño en el baño, parecía que alguien tomaba una ducha, mis dudas surgieron, y como toda persona curiosa decidí echar un vistazo, toque la puerta, nadie contesto, pregunte quien estaba allí, y nadie respondió, fue
cuando me arme de valor y abrí de golpe la puerta del baño, no había nadie, aunque efectivamente el grifo del lavabo estaba abierto a toda presión a punto de revalsar , fue algo extraño aunque la ciencia quizá pueda explicarlo, aunque después de ver 3 películas de miedo seguidas mi mente quiso dejarme pensando en espíritus, ya había estado con una vidente y sabia exactamente que un espíritu maligno podía manifestarse de esa forma así que decidí cambiar el tema de mis películas, de pronto la típica tradición de nuevo me causo un susto, el timbre sonó y al abrir la puerta vaya sorpresa no había nadie, al bajar la mirada pude respirar al ver a tres pequeñitos diciendo /dulces o dinero!, y vaya que alivio el que sentí, decidí relajarme en la sala ya que sentí que mi habitación estaba invadida, de pronto escuche pasos pero no los pasos convencionales o típicos de una persona normal, eran pasos fuertes, un sonido increíble, al investigar un poco mas descubrí que era mi abuelo en el segundo nivel quien caminaba de un lado hacia el otro con una extraña mirada, cada vez era un poco más intensa y su sonrisa era cada vez más extraña para su forma de ser, al bajar las escaleras pude ver una extraña luz en mi jardín y esta vez estaba cien por ciento segura que no había nadie en ese lugar, y definitivamente no había nadie, empecé a sentirme como Sherlock Holmes buscando pistas y descubriendo hechos, pero en realidad tenía miedo, después de pensar en esto un extraño aroma llego a mi nariz era como si alguien estuviera quemando rosas, al voltear un humo extraño salía de la maseta en la cual estaba la planta que mi bisabuela había sembrado y después de 20 anos aun seguía viva, me acerque a ver y lo que encontré
definitivamente me espanto, era una especie de trapo, un pedazo de camisa o algo así que envolvía cierto tipo de huesecillos ajustados con un pequeño hilo de color rojo, jamás había visto algo así y desde que lo toque me sentí rara algo estaba cerca de mí, escuche que mi abuelo se altero, corrió hacia mi gritando que lo dejara, que dejara de observar y tocar esa cosa que encontré, no fue hasta después de media noche que descubrí que mi abuelo intentaba realizar un llamado espiritual, y recordar a mi bisabuela quien pertenecía al grupo de brujas del pueblo, y ese año, ese primero de noviembre estaba preparado para que ella volviera, pero en vez de volver ella regreso algo distinto algo en lo que me es difícil creer hasta hoy.
Después de ese año mi casa y mi abuela cambiaron, jamás se ha dejado de escuchar el llanto aquel de un alma libre encerrada en el ropero, el alma no de un humano sino de un monstruo irreconocible, que vive e intenta pedir ser libre.

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