20 noviembre 2011

Carta

Guatemala, noviembre de 2011

Apreciadísimo cavernícola,

Empiezo esta carta con un merecido y respectivo GRACIAS. Que sí, por permitirnos
ingresar a tu cueva –la cual recuerdo haber retratado en un texto anterior- y dejarnos plasmar
nuestras letras e ideas. Por ser quien nos da ideas, temas y situaciones extrañas, y nos motiva a
continuar redactando. Fue gracias a tu persona, por la que me atreví a dar ese espacio semanal,
apreciarlo y disfrutarlo, para innovar textos. Los cuales, con humildad, espero embellezcan tu
morada.

Este no es un adiós. ¡Cómo va a hacerlo! Tan bella cueva no puede ser abandonada así por
así. No nos vamos de vacaciones, nos vamos a formar. Porque sí, una de mis promesas es hacerme
de libros para conocer otras cavernas. No tan importantes como la tuya, pero sí fuentes de
inspiración e historias. Ya te cuento, que tengo varios libros por leer estas vacaciones. Todo ello
para formarme, seguir navegando en las refrescantes aguas de la literatura, y así, continuar
redactando.

Esto es, entonces, un ¡nos vemos luego! Nos vamos agradecidos por tanta literatura y los
hallazgos. Y nos veremos con más conocimientos, más temas a compartir, y nuevos cuentos para
expresar.

Soy breve con la carta, ya sé que tendrás libros que leer. Nos vemos en enero, armados
con lápiz y papel para continuar aquí.

Atentamente,

José Andrés Ochoa.

P.D.: Soldados de Salamina, de Javier Carces, es mi recomendación para vos.

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