13 marzo 2011

Un día en medio de la nada

Por Virginia Gonzáles


Y ella empieza el día caminado por un sendero en el cuál no se ve nada más que árboles y flores, encuentra un lugar donde el sendero se divide en 3 caminos distintos y decide dejarlo al azar simplemente cierra los ojos y camina hacia donde su corazón le llama y empieza un camino rocoso un camino difícil de transitar pero no le importa porque su corazón llama hacia este lugar.


De la nada siente una brisa sobre su rostro pero es una brisa húmeda que refresca su cuerpo y su alma sigue caminando y se da cuenta que al final de ese camino hay un río de aguas cristalinas se quita los zapatos y mete los pies en el agua dándose cuenta de lo relajante y refrescante que es. ¡Quién diría que eso puede ser tan liberante, puede sentir como toda preocupación sale por la punta de sus pies y se las lleva el agua junto con todo aquello que la preocupa! Es el poder del agua limpiadora.



Decide ponerse de nuevo en camino pero antes cierra sus ojos y escucha como el murmullo del bosque y el cantar de los pájaros es lo único que la rodea, siente como se llena de paz. Es el primer día libre que tiene un mucho tiempo y siente como es refrescante y como la llena de paz.



Sigue caminando sin rumbo y sin ninguna idea de a dónde se dirige pero sabe que en este camino encontrará paz y tranquilidad, esa paz y tranquilidad que la rutina no la deja sentir. Camina hacia algo que parece un peñasco y cuando llega se da cuenta que está en la cima del mismo y que a su alrededor no se ve más que cielo y otras montañas que la rodean llenándola de la brisa y el sentimiento de que todo puede suceder. 



Decide acampar en aquel majestuoso lugar, junta ramas que encuentra en el bosque y hace una fogata, se sienta en el borde de este peñasco a ver el anochecer, lleno de colores intensos naranja, amarillo, rosa, verde, todos los colores están allí. Cuando esto termina se acuesta al lado de la fogata a esperar el amanecer. 

Sin darse cuenta ya es de día y la despierta un sonido como de ramas que se quiebran, al abrir sus ojos ve frente a ella toda cantidad de animales del bosque ardillas, conejos, ciervos y se da cuenta de como su paz interior llama también a otras criaturas, se despierta y camina de vuelta a la rutina, pero jamás olvidará eso que vivió allí esa paz que esa caminata en medio de la nada y sin rumbo fijo solo siguiendo a su corazón perdurará por más tiempo del que cualquiera pueda imaginar.

2 comentarios:

Pablo dijo...

Virginia, me gusta cómo plasmás tu sentimiento por este lugar desconocido. Sin duda te falta un buen descanso por la U! jeje! Qué interesante la imagen de la noche colorida: me gusta. Sin embargo pienso que tu texto careció de fuerza, usas imágenes bellas, pero las plasmás muy suavemente. Deberías intentar jugar más con las palabras y lograr hacer sentir esa emoción al lector para que sienta la empatía que tú posees en los textos que escribís.

Unknown dijo...

Virginia, no sólo me inspiró muchísimo y sino me identifiqué mucho más con tu relato. Siento que me divido no 3 senderos, sino en muchos más.... sin duda alguna disfrutaría mucho de una aventura como esa. Me gustó el hecho de que ella "despierte", para mí escenarios como esos, reflexiones como esas, sólo en sueños las tengo permitidas...