Por Susy Flores
Poco a poco se fue dando
cuenta de lo mucho que lo quería y de lo mucho que le iba hacer falta ahora que
ya no se encontraba aquí para alegrarle el día, para hacerlo enfadar, para
divertirse juntos.
Cuando regreso del
colegio supo que algo andaba mal. Su madre no estaba como era de costumbre, no
había comida, la casa estaba desordenada, el silencio invadía cada rincón de su
hogar y Spike su cachorrito no lo salió a encontrar cuando entró por la puerta
principal. Pensó que su madre salió a hacer un mandado por ahí y se había
llevado a Spike con ella, pero era raro que no le avisara, que ni siquiera una
pequeña nota le hubiera dejado en la mesa del comedor. Decidió hacerles un
tiempo quizás solo fueron a la tienda y volverían pronto.
Miguel se baño, se puso
su ropa de luto y corrió al automóvil
donde estaban sus padres esperándolo para ir al velorio. Mientras su padre
conducía Miguel trato de recordar cuándo fue la última vez que lo había visto
pero no lo podía recordar quizás fue esta mañana o la noche anterior, todo
estaba tan confuso solo podía recordar el momento en el que estaba en la sala
de su casa tratando de averiguar porque no había nadie en casa ni siquiera
Spike y el teléfono sonó era su madre que le decía que todo iba a estar bien
que pronto llegaría su tío a recogerlo y que no le hiciera ni una solo pregunta
hasta que llegaran donde estaban todos. ¿Por qué no le pudieron decir en ese
momento? el pudo haberlo soportado, hubiera sido mejor enterarse por el
teléfono que ver el cuerpo y luego comprender lo que estaba sucediendo. Tocaron
el timbre Miguel corrió y antes de que pudiera decir algo su tío le dijo que
todo estaría bien que no preguntara nada y que lo acompañara tenía que ver
algo. Se dieron prisa pues decía que no había tiempo que perder. El carro cruzó
a la derecha, siete cuadras adelante giraron a la izquierda, esperaron
pacientemente a que el semáforo marcara verde y su tío acelero a todo lo que
podía su carro. Unos cuantos kilómetros adelante había una gran multitud de gente, se bajaron del
auto, Miguel trato de abrirse paso entre todos y cuando llego al centro de la
multitud vio a sus padres derramando lágrimas como nunca lo habían hecho en la
vida.
¡Miguel! Le gritaban sus
padres. Miguel reacciono y se dio cuenta de que ya habían llegado a su destino,
las lagrimas recorrían sus rojas mejillas y no se sentía nada bien, el no
quería estar ahí pero no tenía opción. Entro al lugar y vio la caja en medio de
la sala. Todos le estaban dando sus condolecías pero el realmente no les estaba
poniendo atención solo estaba pensando en el momento que vio el cuerpo en la
acera.
Todas las personas lo
estaban viendo con cara de aflicción. Cuando se dio cuenta de que ni sus
propios padres le podían decir lo que estaba ocurriendo tomo valor aparto a sus
padres y vio a la persona que estaba en el suelo, miro alrededor y lo único que
vio fue sangre que corría por la acera. Julio dijo: “Te quiero, no me olvides”
suspiró y murió. ¡¡Nooooooooooo!! Grito Miguel la gente se acerco a consolarlo
pero él se lanzo sobre Julio le dio un gran beso y dijo: “Te quiero hermano
nunca te olvidaré”.
1 comentario:
Me gusta tu relato porque crea mucho misterio entre lo que ya ha pasado y lo que sucede, eso hace que el texto sea muy entretenido.
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