01 julio 2012

El momento que cambió mi vida

Por Carlos Vásquez

Es el momento, los segundos pasan y me invade la impaciencia por no verla asomar por el camino del altar, no recuerdo la última vez que estuve tan nervioso. Aunque pensándolo bien quizás sí.... Creo que fue en la primaria cuando mi familia decidió mudarse y me tocó tomar cuarto año en un colegio nuevo y mixto, recuerdo que me costó algunos meses en hablarle a las niñas, que gracioso es recordar estas cosas en los momentos previos a una boda, quien diría en ese entonces. 

Por fin comienza a desfilar la comitiva y la ceremonia comienza, me ponen muy nervioso las multitudes, siempre han provocado que mi confianza baje, talvez por mi naturaleza callada y el ser algo apartado, recuerdo que cuando la conocí hace algunos años ella pensaba que era alguien engreído; quien lo diría en verdad, que con el tiempo nos haríamos amigos y el día de hoy estemos ante un acontecimiento trascendental en nuestras vidas.

Ha llegado al altar, se ve bellísima, los nervios no me dejan disfrutar de ésta imagen, es tal como me la imaginaba; no en verdad no, es mucho mejor de lo que alguna vez imaginé, y eso me pone más nervioso, y es que toda la vida he sido una persona que siempre piensa en lo peor, tal vez por ello sea alguien muy precavido. Ahora que lo pienso no sé cuantas veces me he salvado y bueno no solo a mí mismo sino a otras personas por ser precavido, bien dicen que ¡hombre precavido vale por dos! Si no hubiese empacado un buen refrigerio y llevado algunas frazadas hubiésemos pasado una fría noche cuando se nos quedó el carro camino a Xela y tuvimos que pasar la noche en la carretera. Bueno espero que el ser precavido me sirva porque de hoy en adelante mi vida tomará un cambio, eso es seguro.

Comienza la ceremonia y el sacerdote desarrolla el rito tradicional y las cosas se van calmando un poco, pero de nuevo mis nervios traicioneros hacen su aparición, y ¿que tal si ella se arrepiente? o si ¿yo me arrepiento? acaso ¿es probable que tal cosa pasara? Recuerdo que ella quería trabajar en una revista prestigiosa, era su sueño y cuando recibió la noticia de que la llamaban para una entrevista ella declinó, y en mi caso cuando aceptaron mi solicitud de beca en Alemania también opté por rechazarla teniendo todo servido. 

Mientras, dentro de mi cabeza todo da vueltas y exteriormente presumo de tranquilidad y contesto a todos los rezos e indicaciones de la ceremonia, la misa va avanzando y el momento se va acercando, ¿seré capaz de embarcarme en este viaje? en verdad ¿la haré feliz? no me gustaría que por un capricho o ilusión mía ella sufra en un futuro, es el amor de mi vida pero ¿en verdad será lo correcto? Las dudas me invaden y me es cada vez más difícil esconder mi intranquilidad.

Entre tanto el momento ha llegado, de este momento depende el resto de mi existencia...

-Sacerdote: ¿Hay alguien que se oponga a esta unión? Que hable ahora o calle para siempre

Mis palabras se agolpan en mi garganta pero por alguna razón no salen, mi cuerpo se ha paralizado mientras mi corazón y mi alma agonizan por no poder hacer algo, los valiosos segundos van pasando y mi ser imposibilitado ve como el sacerdote bendice la unión y el amor de mi vida la razón de mi existencia comienza una nueva etapa al lado de otra persona...

Recuerdo la mayoría de detalles de ese día y ahora muchos años, décadas más tarde,  puedo decir que el sufrimiento es parte de la existencia y no debemos desesperarnos, porque año y medio después cuando decidí por fin realizar mis estudios en Alemania te conocí a tí y mi vida cambió porque encontré algo que no buscaba y a mi alma volvió la alegría, una confesión de vida en nuestro 25 aniversario matrimonial, Gracias por existir!! 

Siempre tuyo, Jorge.

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