30 agosto 2011

Los tomates cayeron del cielo

Por Alejandra Fuentes

-¡Los tomates cayeron del cielo!-grito desde la ventana de su casa Doña Miriam, la loca de la casa 20, sin emoción la voltean a ver los vecinos que van caminando por la banqueta de la colonia, -¡esa señora chiflada!- comenta Don Pepe, el quisquilloso de la cuadra, al verla subida en la terraza y en camisón, -¡que se baje! Gritan los niños que siempre molestan con sus gritos y relajos al jugar el sueño de Don Pepe.

Sin saber, la hija de Doña Miriam que su madre esta loca, la contempla al mismo tiempo avisándole de su regreso y bajándole del banco donde se encuentra subida la señora, ya hace muchos años que Ligia vive en esa casa, mas no sabe que Doña Miriam no es su madre, desde muy pequeña la madre había fallecido y esta doña loca la recogió, aunque jamás le conto la verdad Ligia siempre había sospechado de su rara vida al lado de la doña, aunque jamás le dijo lo que pensaba por miedo a que la echase a la calle por las dudas, de lejos observa el mecánico, del que Ligia siempre se queja de mentiroso, comelón y de poco sentido del humor; comiéndose un chicharrón y en tono burlesco dice: -¡Yo no se porque no la pone a lavar los platos, aunque sea para que se lave las manos de una vez y se ponga a hacer el almuerzo de la venta!-; Ligia trabajaba vendiendo los almuerzos del día, justamente en la banqueta de enfrente colocaba su mesita ya carcomida por las polillas y un mantel medio verdoso y casi roto, donde colocaba el garrafón de horchata, las tortillas y la olla de pollo en pepita que le salía muy bueno según los clientes, y por lo tanto Mario, que así se llamaba el mecánico, le pasaba comprando media olla de pollo y haciendo la típica bromita con su nombre estampado: - démelo todo, así se le acaba mas rápido y trae mas pa comérmelo todo- y luego le decía: - se lo paso cuando me pague Don Daniel- y Ligia siempre terminaba esperando hasta medio mes por el pago, luego de comprar el almuerzo llegaba la señora Clara, que soñaba con ser parte de la burguesía, y la verdad es que era un sueño nada mas, porque vivía alquilando el segundo nivel de la casa de Don Guayo un viejo silencioso y avaro, consumido en su habitación después de haberse divorciado, de pronto Clara al ver la pequeña mesita de Ligia y escuchar el chisme de Doña Miriam en la ventana dijo: (riéndose) –y ahora las locas hasta ven los tomates volar-, todos los clientes se quedaron en silencio, mas su risa quebró el silencio porque fue la única que se digno a burlarse de la situación, y Don Guayo en tono altanero le contesta:-mejor vallase a su casa señora y de paso me trapea y me sacude por favor, que para vivir como rata usted va de primero-.

Ese día fue uno de los otros días de Ligia enfrente de la casa 20, ya estaba acostumbrada así que fue normal para ella escuchar cada humillación de parte de sus vecinos, aunque casi familia después de haber vivido durante 27 años cerca de estos seres, después de todo Ligia regreso con por lo menos 80 pesos en la bolsa y aunque el mecánico siempre le queda debiendo y la señora Clara se pasa burlando, se recuesta en el catre que esta cerca de la puerta del baño a pensar en su día, y de repente se recuerda Doña Miriam que tiene que
comer, y comienza a quejarse de la cuenta de la luz, de la cuenta de agua, y de la cuenta de todo lo que tiene que comer, mas Ligia termina su día teniendo en sueños a un pez en el agua.

1 comentario:

JuLio Urízar dijo...

A comparación de tu texto anterior !comenzás a contar una historia! y eso es un gran paso, porque no es fácil. Trasladás a tres párrafos el día de un barrio, fijás un personaje principal: Ligia y nos contas su situación sin mencionar nunca la palabra que podría describirla: pobreza. Y aún así, el lector logra cachar la "pobreza" aunque nunca se mencione: mesa apolillada, mantel casi roto, cuentas que pagar, etc. Hacés un cuadro del los principales personajes del lugar: el mecánico, la vecina pipirisnais y criticona, la loca, el viejo avaro. El barrio se construye solito, y ya podemos imaginárnoslo a través de los personajes, sus costumbres, incluso la comida. Tocás el tema del machismo, la esperanza, la soledad. Utilizás un narrador en tercera persona, omniciente, distinto de tí como autora. En sí, creaste una historia.
Cuidado con las tildes y las comas y otros signos de puntuación. Pero en general te salió muy bien. Atrevete a profundizar en la loca ¿por qué está loca? los locos tienes más historias que cualquiera. Eso sería interesante.