08 abril 2011

Pablo De la Vega - John Keats

Por Pablo De la Vega

Texto:
John Keats - La caída de Hiperión: un sueño


"Tienen los locos sueños donde traman
elíseos de una secta. Y el salvaje
vislumbra desde el sueño más profundo
lo celestial. Es lástima que no hayan
transcrito en una hoja o en vitela
las sombras de esa lengua melodiosa
y sin laurel transcurran, sueñen, mueran.
Pues sólo la Poesía dice el sueño,
con hermosas palabras salvar puede
a la Imaginación del negro encanto
y el mudo sortilegio. ¿Quién que vive
dirá: "no eres poeta si no escribes
tus sueños"? Pues todo aquel que tenga alma
tendrá también visiones y hablará
de ellas si en su lengua es bien criado.
Si el sueño que propongo lo es de un loco
o un poeta tan sólo se sabrá
cuando mi mano repose en la tumba."


Uno de los más exultativos poetas románticos en la historia de la Literatura, por tanto, uno de las más conmovedoramente bellas almas que han vagado por esta lacónica existencia, John Keats fue uno de los tres grandes poetas del Reino Británico del siglo XIX, junto con el donjuanoso Byron y el apasionante Shelley.

Ahora, este corto fragmento viene a ser la prima estrofa de uno de sus más grandes poemas: La caída de Hiperión: un sueño. Sin embargo, todo lo que engloba estos versos es una de las más exactas definiciones de un poeta, e incluso, me atrevería a decir, de un escritor: un loco elíseo de una secta que trasunta sus ensueños. Pero, me disculpo de antemano si esta complicada conjunción de ideas exhorta a los más mundanos a pensar que el escritor es un loco (literalmente “loco”) que escribe lo primero que viene a la mente. ¡No! Un literato es mucho más que todo eso. Un verdadero escritor es un traductor. El escritor traduce aquello que le es dado mediante representaciones empíricas, lo cual incluye el reino de morfeo, pero que, a diferencia del resto de seres humanos, entiende. El oficio de un traductor es comprender en un idioma algún sistema de signos y convertirlo a otro. Así, el escritor viene a ser el traductor de la existencia. Ahora, sucede lo más simpático en esta cuestión. Así como existen diferentes idiomas, existen diferentes lenguajes en la existencia. Aquí entra la labor del Poeta. Este, por tanto, es el más eximio de todos los traductores, puesto que convierte a un lenguaje comprensible el más difícil de todos los lenguajes posibles: el lenguaje de los sentimientos. Y digo que este es el más difícil porque es el más amplio y ampuloso de todos, ya que es inmanente a su esencia abarcar la totalidad de singularidades emanadas de cada entidad constituyente al género humano.

Ahora, tal vez la traducción (la cual me disculpo de nuevo por no ser tan concreta y exacta como hubiera querido) sea esquiva a la tonalidad y melodía de un poema inglés recitado en el refinado acento británico pero, para los que dominen el idioma bretón (bretón porque es muy diferente a la ominosa lingüística del norte imperativo) será una delicia recitar estos versos:

"Fanatics have their dreams, wherewith they weave
A paradise for a sect; the savage too
From forth the loftiest fashion of his sleep
Guesses at Heaven; pity these have not
Trac'd upon vellum or wild Indian leaf
The shadows of melodious utterance.
But bare of laurel they live, dream, and die;
For Poesy alone can tell her dreams,
With the fine spell of words alone can save
Imagination from the sable charm
And dumb enchantment. Who alive can say,
'Thou art no Poet may'st not tell thy dreams?'
Since every man whose soul is not a clod
Hath visions, and would speak, if he had loved
And been well nurtured in his mother tongue.
Whether the dream now purpos'd to rehearse
Be poet's or fanatic's will be known
When this warm scribe my hand is in the grave."

Ahora, toda la carga poética: ese sentimiento que va más allá de cualquier trasfondo tosco y desencantado, pues se presenta descollando en sutilezas y verdades, es percibido claramente en estos versos, ya que la calidad del poema fue engendrado en toda la infusión aciaga de una desdichada entidad. ¿No se han dado cuenta, acaso, que los más briosos escritores han poseído existencias onerosas? Y es porque en la duna que inflige al nómada mientras vaga en el desierto, donde encuentra la necesidad de la esencia y la conoce, se hace ella, parte de ella y la transmite a los demás para mostrar la verdadera faz de esta hermosa existencia. 

2 comentarios:

sara dijo...

Los escritores son traductores de sueños y sentimientos. Me hace pensar en que todo el arte, en general, es una traducción de los sentimientos del hombre a un idioma diferente que no sea el propio sentir, pensar y actuar humano. La música, el arte plástico y claro la escritura. Pero los hombres pueden interpretar los sueños de otros convirtiéndolos en los propios, un sentimiento puede tener como consecuencia otro completamente distinto.
Incluso los sentimientos de la realidad y no sòlo del mundo de Morfeo pueden llegar a plasmar en un hombre un sentimiento. Sabes, tu texto me hace reflexionar mucho, me hace pensar que todos vemos los colores y los hechos que ocurren en nuestro entorno de distinta forma, porque nada es igual para nadie en el universo. Grandioso texto, en realidad me gustó mucho.

JuLio Urízar dijo...

En definitiva: loco. El escritor está loco, loco, loco. Y no es una locura de la cual se deba sentir ofendido o avergonzado. Que cargara sobre sus hombros la cordura con que este mundo trata de sobrellevarse no sería ese ser capaz de "traducir la existencia". El resto de seres humanos, en su monótono "sano juicio", le huye a los sentimientos, a ese lenguaje dificil que nos hace reír pero también sufrir, y mucho. Así que oor necesidad el poeta es un loco, no por masoquista, sino porque necesita sentirse vivo.
Gracias por compartirnos a este escritor. !Me abruma cada vez más lo tanto que hay por leer! !Me siento aplastado por la literatura! Sin duda leerlo en inglés es una delicia. Y en cuanto a que las vidas turbadas han producido escritores magníficos pues es algo que se puede pensar facilmente. Los sentimientos en las almas poéticas tienden a aflorar con más belleza en medio de la desgracia. Pero deben existir algunas excepciones ¿alguien conoce a algún escritor o escritora que haya tenido una vida tranquila y aún así, haber escrito una obra importante? por el momento no sé me vienen ninguno a la mente ¿quizás Borges?