06 junio 2011

De cuando llamaste y te fuiste

Por Sara Fernández

Era la primera vez que se había sentado a componer con un semblante completamente equilibrado, tomó la copa que tenía al lado y con suavidad la volvió a poner allí, era acaso que el dolor había cesado, o que simplemente se ocultaba tras una oscura condición para burlarla y hacerla sentir ¿Bien? No, ella nunca se sentía bien, pero al menos, un poco más tranquila que de costumbre. Olía a lluvia y a tierra mojada y un perro no paraba de ladrar justo frente a su casa, derrepente, la luz se fue, y justo cuando iba a maldecir, justo cuando iba a romper la paz que en ese momento aislaba su frenética vida, sintió como poco a poco una mano fría y huesuda tocaba su hombro, como poco a poco sobaba su cara y subía hasta llegar a su sien. No se decidía a voltear, extrañamente aquella presencia no resultaba hostil ni abrumadora, no resultaba fría y malévola como muchas veces se describe a los espectros. Pasó un justo minuto con la mano del espectro sobre su sien, esperando a que algo más pasara, y justo cuando iba a voltear , la mano comenzó a deslizarse de nuevo por su mejilla hasta dejarse caer, fue cuando el espectro pasó justo a su lado. Ana se levantó exaltada, queriendo conocer su misterio, deseando saber quién era el que poseía aquella figura vieja y sabia que tanto le llamaba la atención, no lo soportó más, le y dijo - ¿Quién eres? Por favor te lo ruego dime quién eres, a lo que la entera imagen dijo sin cavilar

Soy quien ves que soy, yo odio y amo, juzgo y me juzgo por juzgar, cuando pertenezco deseo salir y cuando salgo deseo pertenecer. Soy la inquietud que te causa querer vivir, tú que cuando vives mueres y cuando mueres te la pasas deseando vivir, ¿Por qué preguntas lo vidente? ¿Por qué te alteras ante el mundo si el mundo no se va a alterar ante ti?

El espectro no dijo más palabras, sólo permaneció parado justo frente a la ventana abierta, Ana lo observó, sus manos eran lo único que su inmenso hábito no recubría, sus manos frías como metales que derrepente se tornaban como troncos viejos y gastados ¿Podría ser? ¿Habría llegado acaso el momento del paroxismo en el que se encontraría con algo superior a ella? Se levantó decidida a tomarle la mano, completamente convencida de que no había nada más por cumplir, poco a poco caminó a aquella agradable e irónica figura, se acercó lo más que pudo con pasos lentos y dudosos y sin embargo, convencidos, y justo cuando iba a sostenerle la mano la figura se deshizo, se esparció con el viento fugaz y venturosa, sin permitirle siquiera decirle cuanto la deseaba. Se acercó a la ventana con los ojos cubiertos de lágrimas y luego despertó, estaba sentada en el mismo lugar en el que todo había comenzado abrazada de su Cello, su vista estaba dirigida a una hoja de papel pautado vacía y una fuerte melancolía carcomía su pecho. Esa misma noche la había visitado la muerte, quien por alguna razón del destino la apreciaba y había llegado a ella permitiéndole conocerla. Ana nunca dijo nada de lo ocurrido y esperó su vida entera sólo para volver a ver a aquella fascinante criatura.

2 comentarios:

JuLio Urízar dijo...

Empezando por el título quedé confundido con este texto que es, pienso, algo críptico. Si no mensionaras hasta abajo que se trata de la muerte yo hubiese seguido pensando en multiples personajes más. No comprendo a la protagonista, yo nunca he vivido tan cerca del fin de las cosas, pero una vez que sucede, cuando pasa en el texto, debe ser, sobre todo el dolor y las preguntas, algo fascinante y quizás obscesivo. Me mueve la idea de estar "enamorado" de la Muerte, que es lo que interpreto le pasa a Ana,enamorada de su no poderla conocer hasta que es demasiado tarde, pero lo que le pasa a Ana es que la conoció por adelantado y no la deja vivir tranquila, no sé. Me encanta el primer parrafo, pienso que está bien logrado. Tal vez a los retruécanos del segundo les falta un poquito más. Conseguís crear una buena atmósfera al respecto. Pienso que el personaje de Ana da para mucho más, para seguir su historia. No sé, entiendo que es ¿pianista?, ¿por qué está obsecionada con la muerte?, ¿Qué pasó antes de ese momento? Cuando surgen preguntas es que hay una historia potencial. Me gustó. (vaya, tengo que dejar de escribir comentarios tan largos)

Pablo dijo...

Sara, Julio tiene razón. Has logrado muy bien tu cuento, me ha gustado. Sólo te aconsejo algo, intentá utilizar imágenes poco comunes. Como dice Julio un Retruécano está bien, pero dicho quiasmo requiere ser utilizado sólo cuando sea propicio. Cuando se abusa de él el texto parece recargado. Intentá con la Hipálage, como Borges, tal vez eso te ayude a mejorar tu redacción y darle un genial manejo del lenguaje.