29 mayo 2012

Más que una carrera, una vida


Por Astrid Ávila Dysli

Desde pequeña, Marcela, era una niña muy ordenada y dedicada en sus tareas y actividades del colegio. Cuando la maestra pedía que hicieran algún trabajo grupal, a ella siempre le gustaba dirigir el trabajo y asignar a cada una de sus compañeras tareas para que el trabajo fuera realizado de manera rápida y eficiente, le gustaba escuchar la opinión de todas las integrantes antes de tomar una decisión, y si había un problema siempre trataba de llegar a un acuerdo con todas. Por estas y otras cualidades Marcela era vista como una persona líder en quien sus compañeras podían confiar. También le gustaba mucho pertenecer a cargos del Consejo Estudiantil y la directiva de clases para estar involucrada en la organización de las diferentes actividades del colegio.
Conforme fue creciendo le fueron gustando una amplia variedad de materias, desde física y química, hasta las artes plásticas y la psicología. Por lo tanto al momento de decidir la carrera que estudiaría en la universidad tuvo un tiempo difícil. Para poder decidirse hizo unos exámenes vocacionales, pero aún así no estaba segura de las opciones que le daban. Entonces hizo una lista de sus aptitudes y cuáles se adaptaban más a cada carrera, y así se decidió a cursar la carrera de Administración de Empresas en la Universidad Rafael Landívar.
Desde los primeros días de universidad a Marcela le pareció fascinante el mundo de la Administración, pues se trataba de poder identificar problemas de las empresas y poder trazar planes con estrategias específicas para resolverlos, manteniendo una organización adecuada, tanto del personal de las empresas como de los procesos a realizar, evaluando los recursos con los que se cuentan y los que se necesitan para llevar a cabo distintos proyectos, y que la empresa sea rentable y a la vez satisfaga las necesidades de los clientes.
Una de las actividades más interesantes que ha tenido que realizar ha sido la de crear una Compañía Juvenil como parte del proyecto de Empresarios juveniles, en el que junto con 10 compañeros, crearon una empresa con un nombre original, con puestos gerenciales reales, promocionando y vendiendo un producto, tratando de generar utilidades para los accionistas. Fue una experiencia que acercó a ella y a sus compañeros a la práctica de la administración de una empresa. Una actividad parecida a esta que tendrá que realizar es la del Taller de Emprendedores, en la que también deben crear una empresa, pero esta es a mayor escala.
A Marcela realmente le gusta su carrera, y en el futuro sueña con tener sus propios negocios como una empresa de organización de eventos, que incluya una floristería, una pastelería, confección de vestidos únicos, fotografía y una tienda de invitaciones y scrapbook. Ella desea empezar con una de todas estas, e irse diversificando y creciendo poco a poco, al poner en práctica lo aprendido en la carrera.

3 comentarios:

JuLio Urízar dijo...

Qué alegre y bonita la vida de Marcela que quiere ser administradora y poner su floristería y ser diseñadora de modas. Pero sí la cosa va así no merece un cuento. Como lector exijo que pase algo, la narración no me deja nada. No sé, hace falta que pase algo, cualquier historia. Pero cuenta algo! La imaginación te ofrece muchas cosas más.

Unknown dijo...

Siento que estuviera leyendo un informe sobre la persona, más que un cuento...concuerdo en que debería pasar algo al final, un giro que nos deje pensando sobre si Marcela va a lograrlo o no; no lo sé, algo como eso...Podría ser el comienzo de algo, pero pareciera no estar terminado...

Carmen Ovalle dijo...

Lo que más me gustó fue como en el título expresaste todo lo que significa tu carrera. Me identifico con ello pues para mí, la profesión que un día voy a ejercer será una vida que comencé desde el momento que decidí que eso quería ser.