21 septiembre 2011

Renovación

Por José Andrés Ochoa


Un gallo, con gran señorío, se alza en una de las terrazas del pueblo. Inhala, y a la vez anhela, que el aire que ingresa en sus pulmones energice su ser. Un bello canto se dispersa en las casas de block. El sol brinda sus primeras pinceladas en el cielo que cubre el modesto pueblo de San Cristóbal Acasaguastlán. 6 de la mañana, y don Javier ya se encuentra de pie. Bañado, zapatos lustrados, y el poco pelo, peinado. Los buenos días de su querida doña Alma se hacen presentes. Ambos, con esa característica propia de los cincuenta y tantos, despiertan con el puntual canto del gallo. Un dulce beso que une sus bocas. Ambos lo disfrutan y, como el gallo, anhelan ese momento que renueva su compromiso con la vida.

2 comentarios:

sara dijo...

me gusta la forma en que plasmas un sentimiento, una rutina de trabajo una buena vida de una forma sencilla. Muchas veces las personas más sencillas son las más admirables por que saben qué es lo que realmente vale

JuLio Urízar dijo...

la paronomasia inhala-anhela te quedó genial.