06 noviembre 2010

Un Día Con Mi Yo

Por Josué David Pereira


Dentro de un apopado estado de animo me levanto aun sintiendo libre pesadez diaria dentro mi monótono estilo de vida, sabiendo que es otro capitulo mas dentro de las paginas de nuestras larga y atenuosa vida, así que trato de despabilarse lo que puedo aunque es el desayuno a quien con ansias espero, terminado mi sabroso inicio continuo a mis labores los cuales no quiero dar inicio, porque es ahí donde mis otros yo dan el salto al suspisio.

Mi yo trabajador contante sonante con rubor, la computadora teclea no asiendo esperar la información que desean, los superiores sin exhumación lo observan tratando yo de tomar el control el cual mis yo no desean, sabiendo que el desenvolvimiento aguarda así como mis demás apariencias por el momento callan.

El reloj apunto de marcar el almuerzo esta y antes de la misma los empleados mas listos no pueden estar, los minutos están contados para mi porque aunque me guste el trabajo, un singular refrigerio no puede ser aguardado, sintiéndome hambriento y mareado, son las prisas de la hora las que me han exaltado.

Al pasar la hora en la cual me siento a gusto, yo creo que por ser el momento donde menos me luzco, al regresar a los labores en los cuales me siento como molusco, no es por ser baboso, sino por estar sin uso, al ver pasar a la nueva secretaria, todo mi entorno nublo, no es por usar lentiscos sino, es por todo su pelo largo y brusco, porque si a de ser por ella, el venir como luzco seria toda una pena, porque al verla a ella mi yo, toda la robótica resetea.

Por eso siento que es la dicha de que mi yo sea muy diferente a mi, porque de no ser así todos los dulces momentos que paso, ninguno los disfrutaría tanto como recordármelos a mi.

05 noviembre 2010

Pensamiento

Por Juan Fernando Solares


La vida te da unas qlegriias que si sabes apreciar de donde vienen,
sabras quien hará lo imposible por hacerte feliz...
y la felicidad, la verdadera felicidad, no depende de una sola persona, 
o de un solo amigo... la felicidad es el sentirse bien con todos los amigos que puedas tener,
y compartir las mejores y peores cosas de tu vida con ellos!

Poema

Por Juan Fernando Solares


Quizas me ves,
tal vez, acaso un día,
en una lampara apagada,
en una ráfaga encendida,
tal vez, en un rincon del cuarto,
soy la mancha, un punto en la pared,
tal vez, alguna estrella,
que tus ojos, sin tí, se quedan viendo.



Truco o Treta

Por Josue David Pereira*

Aun después de un momento en el cual las festividades comienzan a resaltar y colorear tanto con sus actividades así como su dulce sabor dan nueva vida al año independientemente que este por caducar, sin embargo de algún modo las personas tendemos a no solo vivir las mismas sino llegamos a tal extremo de contar los días los cuales le restan al asueto y al feriado llegar, ¿Qué nos indica esto?

Nos da a entender que todos y cada una de los individuos de la sociedad está literalmente ligada a la compleja monotonía de siempre ¿Por qué compleja?

La describo compleja por una razón porque solo siendo monotonía nos da a entender que “nuestro diario” vivir dejo de ser “vivir” para transformarse en diario, no va mas allá de ser otro día sin experiencias, y pasamos hacer parte de una tradición lejos de haber sido creada por nosotros, convirtiéndonos en los actores de la obra llamada halloween o su traducción a nuestro chapín “noche de bujas” ¿Por qué dirán? Porque llegamos hacer uno de los personajes más populares en esa fecha los llamados zombies o muertos caminantes el simple hecho lo notamos dentro de las conversaciones más comunes como: Pues si, Como te va, y como seguís.

Son los comentarios los cuales rigen a la monotonía y bajan de algún modo en sentido de los días, ya que se vuelven más eternos. Teniendo en cuenta esto son los remanentes los cuales nos llevan a ser un zombie de la sociedad en la cual todo sentido de interpersonalizar a llegado a desaparecer y los motivos de salir explorar vivir y disfrutar están casi extinguidos.

* Josue David Pereira está en el 1er semestre de la carrera de Contaduria y Auditoria pública, en la Facultad de Ciencia Económicas y Empresariales. Con este texto le damos la bienvenida al club. 

03 noviembre 2010

Una madrugada... El estaba allí!

Por  Juan Fernando Rogel Solares*

Era de madrugada. Como las tres de la mañana. Ella dormía profundamente y de repente despertó.

Estaba sorprendida. No comprendía por qué a las tres de la mañana ella se había despertado.

Bajó las escaleras lentamente. Como si supiera que había alguien allí. Los escalones rechinaban de viejos y eso la espantaba demasiado.

 Llegó a la sala y encendió la luz. Él estaba ahí, esperándola. La miraba fijamente desde el sofá.

Ella se quedó paralizada, pensaba que estaba viendo un espectro y lo único que hizo fue acercarse a decir – Hola.

 Él no dijo nada, solo la miraba, seguramente pensaba en lo bella que se miraba esa noche a pesar de ser la madrugada.

Trato de acercarse a ella, pensaba que al tocarla sentiría un alivio, después de todo llevaba cinco años sin verla pero nada había cambiado.

Ella se hizo para atrás y no lo dejo tocarla, no sabía si dejar que la tocara sería la mejor opción, después de todo llevaba cinco años sin verlo.

¿Qué hacía ahí? ¿Por qué había regresado? ¿A caso no estaba muerto? De repente sintió la necesidad de tocarlo, de saber si era él o si era su imaginación o en el peor de los casos su alma en pena.

Por fin, después de diez minutos de silencio, él le dijo – Aquí estoy. – Me doy cuenta. Le dijo ella. Se miraban fijamente, examinándose el uno al otro como si fueran unos completos desconocidos.

Mientras lo examinaba ella recordaba la última vez que lo había visto. Estaban en la estación de trenes. Él tenía el pelo largo, barba, llevaba puesta la chaqueta que le había regalado para su cumpleaños y dos maletas, una en cada mano.

Pero él había cambiado, eso pensaba. Ahora tenía el pelo corto y ya no tenía barba pero lo único que no había cambiado era la chaqueta que ella le había regalado para su cumpleaños de hacia ya cinco años.

Él pensaba en la última vez que la había visto también, el pelo rizado y castaño como siempre, su piel blanca y suave. Ella lloraba y él la sostenía entre sus brazos... Sí, todavía la amaba y se preguntaba si ella le correspondía.

 Ella también había cambiado. Su pelo rizado y castaño claro ahora era liso y castaño oscuro. Su piel marcaba el paso del tiempo pero era igual o más hermosa que antes. - ¿Cómo te ha ido? Preguntó él. – Bien. Es tarde. Respondió ella. – Lo sé. Dijo él.

 Tenía ganas de gritarle cuanto lo amaba pero tenía que ponerlo a prueba. No sabía nada acerca de él desde hacía ya cinco años.

Estaba confundida porque según ella; él estaba muerto. Hoy descubrió que no era así.

Ya eran las 5 de la mañana y pronto ella tendría que ir a trabajar pero no le importaba; él estaba ahí. - ¿Por qué regresaste? Pregunto ella. – Porque quería verte. Dijo él. – Pues ya me has visto. Ahora vete.

Su miedo más grande se había cumplido. Ella ya no lo amaba o al menos eso pensaba. Tomó sus dos maletas y caminó hacia la puerta. – Adiós.

En un instante todos los recuerdos vividos con él le vinieron a la mente. Pensar que ya no lo tendría a su lado y esta vez más de cinco años se le hacía insoportable. Lo amaba. ¿La amaba él también?

 Iba a cerrar la puerta. La vio una vez más para mantenerla en su mente para siempre. – Te amo. Dijo ella. Él no supo que decir. Regreso a la sala y cerró la puerta. – Tengo ganas de un café. Volvió a romper el hielo. – Yo también. No sabía si se refería a que también la amaba o a que también quería un café. Tal vez a ambos.

* Juan Fernando está en el 2do semestre de la carrera de Mercadotecnia, en la Facultad de Ciencia económicas y Empresariales. Con este texto le damos la bienvenida al club y lo invitamos a seguir participando en las profundidades de laCaverna